viernes, 30 de mayo de 2008

Y la Camarera China dijo: '¿Vol Cafe?'

23/5/2008 JOSEP MARIA Espinàs

A lo largo de los años he conocido a bastantes inmigrantes que hablan muy correctamente el catalán. También sucedía durante el franquismo, y sin haber podido estudiar el catalán en la escuela, exactamente como yo y como toda la gente de dos generaciones, por lo menos. De un tiempo a esta parte he ido encontrándome a más gente que, pese a ser nacida fuera de Catalunya, habla en catalán con naturalidad. Una camarera, un profesor de inglés, una chica que trabaja en una oficina...


¿Es el resultado de la escolarización? No siempre, porque una cosa es tener conocimientos de una lengua y otra querer hablarla. El caso del japonés Ko Tazawa es extraordinario: empezó a aprender el catalán en Japón, solo, con la ayuda de unas gramáticas. Un día se decidió a venir a Barcelona para hacer prácticas durante 15 días, para saber cómo sonaba. Se instaló en casa de una familia que le sugerí. Al cabo de dos años, regresó aquí con su mujer y dos niños, de 4 y 7 años, que ingresaron en una escuela en la que se enseñaba en catalán. Entraron de golpe. Eso sí era para los niños japoneses una inmersión absoluta.

Existen casos --no es el de estos niños-- de catalanización verbal por decisión propia. Gente interesada por las lenguas, gente que quiere redondear su integración, gente que haría lo mismo en Alemania, en Italia o en Holanda con el neerlandés. Pero además del respeto por una lengua propia de un territorio, hay también una causa para el aprendizaje: la necesidad o, al menos, la conveniencia.

No es preciso que el dominio de la lengua a la que te acercas sea impecable. Tampoco lo es la de muchos catalanes de origen. (Inciso: hay quien ha venido de fuera y habla un catalán mejor que el de la gente que siempre ha vivido aquí. ¿Han tenido más interés, quizá? ¿Son más inteligentes o tienen más aptitudes lingüísticas?).

Que un inmigrante hable catalán debe de desconcertar, principalmente, a los catalanes de siempre que nunca se han decidido a hablarlo. Más de una vez he visto cómo un cliente pedía en castellano a una camarera visiblemente china que le trajera un café y la chica le respondía: "Sí, senyor, el vol curt o llarg?".

La gente se sorprende. Pero pensando un poco en ello, es fácil darse cuenta de que practicando los idiomas de un país la aceptación social es más fácil.Y para un japonés, o un alemán, tan difícil es aprender el catalán como el castellano.

VIA elPeriódico.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario